sábado, 22 de agosto de 2009

Por el Emperador!


Al sargento Johnson nunca le había gustado formar parte de la infantería mecanizada del batallón, pero allí estaba él, sentado, dentro del chimera, al lado de sus hombres, esperando a recibir órdenes del alto mando.
- Chicos – dijo Ray, el conductor y mejor amigo del sargento – el alto mando esta sufriendo un ataque inesperado y necesitan tiempo, todo el que podamos conseguirles.
- ¿Cuál es la situación? – pregunto Jonson.
- Unos lictor han aparecido de la nada, y están sufriendo bajas, pero dicen que pueden encargarse de ellos – contesto Ray.
- ¿Entonces, cuales son las ordenes, alférez?
- Avanzar lo más rápido sobre las líneas enemigas y destrozar a tantos de esos malditos bichos como nos sea posible.
- Muy bien. ¡Soldados!, Preparaos para la batalla. Revisad vuestro equipo y cargad las armas, ha llegado el momento de matar – alentó el sargento a su tropa.
El tanque salio a toda velocidad, abalanzándose sobre los aliens más cercanos, pero un impacto en la torreta hizo que el artillero se desplomara, perdiendo el tan valioso fuego de cobertura antes de abandonar el tanque.
- Preparaos para desembarcar – grito el alférez – Cuando estéis ahí fuera, subiré a la torreta e intentare cubriros.
El tanque freno y la compuerta trasera cayó al suelo pesadamente. Todos salieron lo más rápido posible, pues la nieve que había levantado el tanque en su avance les impedía ver donde hollaban.
- Supongo que nos veremos en el infierno Ray – fue lo último que dijo el sargento antes de desembarcar. Ambos sabían que era una misión suicida, pero al menos estaban juntos en esto y eso los confortaba.
Una vez fuera, comprobaron que estaban en mitad del avance tiranido. Estos cruzaban rápidamente a los lados del tanque, abalanzándose sobre la línea de fuego que ellos habían dejado atrás.
- ¡Fuego! – bramó el sargento. Un torrente de rayos láser salio dirigida hacia una progenie de gantes armados con devoradores, que también recibieron una llamarada de promethium de parte del lanzallamas del sargento.
Cuando dejaron de disparar vieron como solo los gantes más alejados habían logrado sobrevivir a semejante torrente de disparos, lo que animo a la escuadra e hizo que el sargento llegase a pensar que quizás podrían conseguir sobrevivir. Pero su esperanza se desvaneció acto seguido, cuando vio como seis de sus hombres caían al suelo con las cuencas de los ojos vacías, un zoantropo había desatado un poder psíquico sobre ellos.
- ¡Vamos, subamos a esa colina! – gritó Johnson para que sus hombres continuaran avanzando y luchando – ¡Sabemos que es el fin, pero antes de eso tenemos que hacerles pagar por nuestros compañeros!

En meses posteriores al sargento Johnson, a sus hombres y al alférez Ray se les concedió la medalla postuma al valor.

Extracto del ataque de la guardia imperial sobre la mente enjambre situada en el mundo helado de Glinder

4 comentarios:

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  2. ¡¡Pero que mentira!! ¡¡La Guardia Imperial al poder!! Hubiesen sacado sus lanzallamas y sus demas armas, ademas de sus diversos tanques y ¡Bum!, los lictores a volar...:)

    Narra la aventura de nuestra ultima partida donde un vendetta exploto nada mas empezar, con una gran deflagracion que mato a dos soldados, pero en venganza empezaron los Lemans Russ a bombardear las posicones de los Angeles Sangrientos y en concreto sus poderosos Exterminadores...:)

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Nen, te lo has currao ;)
    De hecho se me puso los pelos de punta y note un escalofrio cuand lei :
    "- Supongo que nos veremos en el infierno Ray – fue lo último que dijo el sargento antes de desembarcar. Ambos sabían que era una misión suicida, pero al menos estaban juntos en esto y eso los confortaba."

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